miércoles, 28 de marzo de 2012

Génesis poético

GÉNESIS POÉTICO


Sube las colinas de los sueños,
un céfiro clamor ardiente
abrazando los pensamientos,
que lánguidos se posan en la mente.

Y luego, casi desapercibidos,
uno a uno se van colando sin razón,
hasta lo más profundo del alma,
donde palpita desnudo el corazón.

Para dejar traslucida la piel,
que refleja los destellos de los días,
devanando en gotas azules el verbo,
vestido de encarnadas ambrosías.

Y el pensar se hace carne
en alas de la pluma.
Y en el tintero del poeta
el mágico mensaje se suma.

Así nace en la entelequia la palabra,
en un lienzo de seda y gemas,
emergiendo en imágenes apócrifas,
tejidas con mágicos poemas.


Bernal Vargas


martes, 20 de marzo de 2012

¡Tu vino!

¡TU VINO! 


Fluyes dejando versos 
sobre el lienzo de mi boca,
¡Te desnudas y me tocas!
Y en el enhiesto monte me provocas.
De pasiones luminosas, 
llenas los entresijos de mi alma,
que vuela en pos de tu frescura amada,
y de ese primigenio encanto de tu pecho.
¡Oh, mujer!

¡Amor de mi vida!
Vienes como marea de fuego encendida,
de versar profundo y de noches alunadas,
y te derramas sobre mi piel rasgada.
Destilando mis penas y mis condenas,
me sumerjo en tus crisoles,
para emerger casi divino, 
bebiendo hasta la locura, 
¡La dulzura de tu vino!

Bernal Vargas

domingo, 18 de marzo de 2012

Único

ÚNICO


Soy hijo del sol,
de la luna y de la tierra,
uno soy en el firmamento.

Ni un átomo de mi cuerpo
escapa a ese estamento.

Por eso fluyo con el tiempo,
como fluyen los mares y los vientos.

Pertenezco al universo,
todo lo tengo,
y nada es mio.

En el ciclo de la creación,
soy una partícula de luz que danza
entre lo visible e invisible.

Soy hijo del sol,
de la luna y de la tierra, 

¡Único soy, sin duda alguna!


Bernal Vargas

lunes, 12 de marzo de 2012

¡Señora!



¡SEÑORA!

Señora de rojos ocasos,
tienes esa magia que me atormenta,
oculta en tu piel, prendida en tus pasos,
y en tus ojos sin prisa el amor se argumenta.

Llena de pasión encendida,
rodeando los contornos de la vida,
llevas la experiencia contenida,
a cada vereda y en cada partida.

De tarde en tarde, señora,
te materializas en mi lecho,
como un cautivo rayo de sol,
sobre la geografía de mi pecho.

Sutil, serena y volátil,
llena de pasión prohibida.
Vienes vestida de deseos,
cubriendo tu piel atardecida.

Como alondra en pleno vuelo,
estrenando tus impenitentes alas.
Mis antiguos pecados inconfesos,
De mi cuerpo y de mi alma inhalas.

Y justo en esta hondonada
que contiene al corazón,
dejas una huella imborrable,
de íntimos secretos incomparables.

De ella brotan como ríos
cantos de amor imposibles.
Y brotas tú y ese efluvio de tu seno,
nido de tus instintos carnales.

Que solo los años vitales
supieron dibujar en tu piel,
cual deliciosa fruta madura,
para mi mal o para mi bien.

Por eso, ¡Señora!, te apetecen mis manos,
que te buscan en el silencio de la noche.
Y contra viento y marea navegamos,
en pos de ese intimo derroche.

Bernal Vargas