Fluyes dejando versos
sobre el lienzo de mi boca,
¡Te desnudas y me tocas!
Y en el enhiesto monte me provocas.
De pasiones luminosas,
¡Te desnudas y me tocas!
Y en el enhiesto monte me provocas.
De pasiones luminosas,
llenas los entresijos de mi alma,
que vuela en pos de tu frescura amada,
y de ese primigenio encanto de tu pecho.
¡Oh, mujer!
¡Amor de mi vida!
Vienes como marea de fuego encendida,
de versar profundo y de noches alunadas,
y te derramas sobre mi piel rasgada.
Destilando mis penas y mis condenas,
me sumerjo en tus crisoles,
para emerger casi divino,
que vuela en pos de tu frescura amada,
y de ese primigenio encanto de tu pecho.
¡Oh, mujer!
¡Amor de mi vida!
Vienes como marea de fuego encendida,
de versar profundo y de noches alunadas,
y te derramas sobre mi piel rasgada.
Destilando mis penas y mis condenas,
me sumerjo en tus crisoles,
para emerger casi divino,
bebiendo hasta la locura,
¡La dulzura de tu vino!
Bernal Vargas
¡La dulzura de tu vino!
Bernal Vargas
2 comentarios:
UN POEMA QUE PENETRA LA PIEL Y EL ALMA , HERMOSO LENGUAJE POETA MIS FELICITACIONES Y SALUDOS AMIGO BERNAL
Ay Dios mío! no imagino esto sin la vivencia previa! Ese derramarse se siente estupendo!Qué poeta! Qué hombre! Qué vino!
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