I
Creció tu nombre en mis labios,
En mis oídos tu voz es melodía.
De mis manos tu piel es el sendero,
Y tu vientre mi oráculo sagrado.
II
Camino tus interminables delicias,
Pleno de deseos teñidos de pasión.
Eres luz, dulzura y fuego,
Que llena los días de mi vida.
III
¡Criatura divina! Hija de las eternidades,
Hada que en tu seno fraguas mi ventura.
Lléname de tu esencia, de tu fragancia,
Impregna mis manos, mi piel y mi alma.
II
Camino tus interminables delicias,
Pleno de deseos teñidos de pasión.
Eres luz, dulzura y fuego,
Que llena los días de mi vida.
III
¡Criatura divina! Hija de las eternidades,
Hada que en tu seno fraguas mi ventura.
Lléname de tu esencia, de tu fragancia,
Impregna mis manos, mi piel y mi alma.
IV
Amarte será mi destino, mi último amparo,
Donde tus conjuros me han atrapado.
Moraré por siempre así, prendido de ti,
En el hechizo de tus sortilegios, ¡Mujer!
Bernal Vargas
Amarte será mi destino, mi último amparo,
Donde tus conjuros me han atrapado.
Moraré por siempre así, prendido de ti,
En el hechizo de tus sortilegios, ¡Mujer!
Bernal Vargas
4 comentarios:
Desde la creacion,la mujer domino al hombre!fue la que lo hizo despertar a la realidad de la vida!mala o buena,y quien le dio el ser:)saludos Bernal
Así es, el eterno femenino, priva sobre nosotros los hombres, que siempre terminamos cautivos de su naturaleza exquisita.
Unos versos magníficos, te felicito. Saludos, poeta.
QUE DELICADEZA TIENES PARA HABLAR DE LA MUJER , DE SU AMOR , SU BELLEZA Y SU VERDADERO VALOR POETA , MUY BIEN BERNAL
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