Estoy viajando entre tus lianas
En la espesura de tus últimos bosques
Que aún me cubren de verde
Y me dan alma de semilla.
Navego tu orilla más septentrional
La que une al norte con la rosa de los vientos
Soy una brizna en tu piélago
Como un argumento sin nombre.
Tránsito la galaxia marina de tu pecho
Y me aferro al ritmo cósmico de tu cintura
Que me envuelve y me eleva
En la magia de la naturaleza.
Eres la heredad indómita y silente
Qué espera ávida la simiente
Trasmutando tu esencia
En el cuenco sagrado que da vida.
Pero a esta tierra solemne y majestuosa
Nosotros egoístas por demás
Te llenamos de fronteras y heridas
Y de basuras para ti desconocidas.
Ahora reclamas tus llagas, nos amenazas de muerte
Por las injusticias cometidas a tus entrañas.
Con tus profundidades abiertas y calientes
Y tus mares negros como noches sin estrellas.
Hasta que un día se haga la luz
En la mente colectiva
Y empecemos a amarte y defenderte
Con la fuerza indómita un corazón valiente.
Bernal Vargas.
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