EL NAVÍO
I
Sabía que en tu lecho fragante,
Sabía que en tu lecho fragante,
De pecados rojos y atardecidos.
Encontraría mi deseo el puerto,
Para estos placeres urgidos.
II
Navegue el océano críptico,
De tu piel suave y desnuda.
Y arrié las velas de mi navío,
En la bahía blanca de tus pechos.
Y arrié las velas de mi navío,
En la bahía blanca de tus pechos.
III
Anclé esta nave ferviente,
En la rosa perfumada.
En la rosa perfumada.
De tu tibio y húmedo seno,
Astral, luminoso, vehemente.
IV
Rendido de amar con febril locura,
Me acunaste con tierna pasión.
Para darme la dulce calma,
Que la mar le había negado al corazón.
Bernal Vargas
2 comentarios:
Importante que para este navío(grande y para grandes distancias) después de la tempestad, le llegó la calma, ese estado de la atmósfera donde no hay viento, tan necesario en alta mar! Además consiguió su norte, llegando al mejor puerto, sabiéndose anclar en el sitio apropiado para lograr paz y tranquilidad!Felicidades Bernal!
UN LENGUAJE AMOROSO Y MUY ORIGINAL ,BIEN FLIDI TU NAVIO EN ESE BELLO AMAR DEL AMOR POETA SALUDOS , COMENTO JAIRO POVEDA
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