miércoles, 22 de febrero de 2012

Vuelos

VUELOS


Hay vuelos que hacemos con el alma,
en silencio, como indultado al tiempo.

Otros con el pensamiento,
vívidos y encendidos
como llama al viento.

Unos grises y sombríos,
que calan hasta los huesos,
y nos llenan de frío.

También los hacemos con el corazón,
impulsados por la pasión y el deseo,
a veces ciegos y atormentados,
otros llenos de incontenible ilusión.

En algunos somos como mariposas,
emprendemos vuelos suaves y reposados.

Y en otros somos gavilanes desesperados,
en busca de corazones mutilados.

Y la vida con sus giros,
induce esos vaivenes de la existencia.

En cada recoveco del espíritu,
hay un vuelo escondido.

Que te puede llevar a la gloria,
o condenar al olvido.


Bernal Vargas

viernes, 17 de febrero de 2012

Antología del corazón

ANTOLOGÍA DEL CORAZÓN.


Enséñale a tu corazón,
el amor a la verdad.

La riqueza del perdón genuino,
y la belleza de la bondad.

Prodígale humildad y comprensión,
llénalo de esa luz que emana de tu ser.

Dale la caricia del suspiro que precede al beso,
y el dolor de esa lagrima que brota en tu atardecer.

Cuando lo hagas,
tendrás un corazón amante.

Dulce, comprensivo y sabio,
misericordioso y brillante.



Bernal Vargas

viernes, 10 de febrero de 2012

Una nueva tierra

UNA NUEVA TIERRA

Al cielo agradezco
esta tierra que mis pies palpan.
Aún latente, aún viva, pero agonizante,
a pesar de tantos giros, ¡Respira!

Víctima de la rapiña y la codicia,
de las heridas a cielo abierto.
De las entrañas partidas,
de la asfixia y de las llagas.

A ella reconozco,
su amor, su nobleza y perdón.
Por una especie insensata,
que parte su médula sin condición.

Le imploro misericordia,
cuando el ocaso cae sobre mi ignorancia.
Y se oyen voces en los montes y los mares,
que pregonan una nueva tierra.

Bernal Vargas.

lunes, 6 de febrero de 2012

Consuelo

CONSUELO


Llevo un dolor en el alma,
déjame disiparlo en tu pecho.

Inmolarlo en tu piel sagrada,
de doncella emancipada.

Permíteme olvidar esta pena,
en tus labios de grana.

Quiero fluir entre tus brazos,
y así terminar con este sufrimiento.

Ceñido a tu carne estampada
de castidades, de claveles rojos,
y de fuegos arrebolados.

Te amaré entre los velos,
los muros y las cornisas de tu templo,
en silencio como atrapando el tiempo.

Y así tu piel será mi desvelo,
y tu aliento mi consuelo.


Bernal Vargas.