La vida, creada de luz y sombra,
Mueve el péndulo de la existencia
Con los matices que le sobran,
Puliendo auroras, contando estrellas.
Hoy quizá frívola y baladí,
Mañana proverbialmente vital.
Y la ilusión del tiempo la acompaña sigiloso,
Con sospechosa complicidad.
La oscuridad enigmática de la noche,
Me consiente en el escenario de los sueños,
Llenando mis deseos y pasiones,
Antes de que el alba encienda el día.
A veces me visto de la eternidad nocturna,
Para andar desprevenido por esa tierra lúdica.
Pisando fantasías impávido y de puntillas,
Enredándome en la aventura de los sueños.
Luego, con el esplendor de la luz,
Vuelve la otra ilusión, la de la razón.
Que me alerta e impregna el alma,
Aprisionándome en su ritual cotidiano.
Otro día con sus segundos, minutos y horas,
Transcurre en el crisol de la vida,
Inmerso en el tejido de todo lo creado.
Oculto en el verbo y en la palabra.
Danzando en el ciclo de los opuestos,
Jugando en la rueda de la creación,
Transcurre la existencia de todo lo creado
En perfecto equilibrio y sin condición.
Bernal Vargas.
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